20/7/07

Nada pudo contra la entereza de los cuatro guerreros del agua


Pese a la gran cantidad de problemas, Martínez, López, Iwan y Sicilia no claudicaron; conocieron el bote nuevo poco antes de la regata y ganaron.

RIO DE JANEIRO.- Una de la mañana en la Villa Panamericana. Mario Moccia, jefe de misión argentina, conversa con el remero Horacio Sicilia.

-¿Entonces nos podemos quedar tranquilos?, ¿se solucionó todo?

-Sí Mario, ya están armando el bote. Te digo que somos buenos, de verdad. Alguna medalla vamos a ganar.

El bote de cuatro sin timonel que ganó el oro panamericano ayer y ubicó al remo como el deporte más productivo para nuestro país hasta el momento en estos Juegos, tuvo en vilo a la delegación durante una semana y llegó a pocas horas de la competencia.

Se trata de una embarcación Hudson, nueva, comprada gracias a un sponsor mendocino. Tenía que llegar a esta ciudad el 9 del actual. Venía en un vuelo de Canadá que hizo escala en Miami, y allí empezaron los inconvenientes por trámites aduaneros con la empresa encargada de ingresar el material deportivo para Río 2007.

Tras decenas de contactos y charlas con los organizadores, el equipo que además de Sicilia, lo componen Diego López, Maximiliano Martínez y Joaquín Iwan, tuvo en su poder el bote anteanoche a las 23.30. Faltaban unas horas para la competencia. Apenas hubo tiempo para trasladarlo al estadio de remo de Lagoa y armarlo (los carros deben ajustarse a las medidas de cada remero).

Por eso, a la misma hora que se desarrollaba el diálogo que se reproduce más arriba, el director técnico Sergio Fernández y sus ayudantes ajustaron y probaron el bote contra reloj. El cuerpo técnico no durmió. En cambio, los remeros se acostaron cuatro horas y a las cinco de la mañana partieron rumbo a la pista. "Cuando pesamos el bote estaba un kilo y medio debajo de lo reglamentario -explica Diego López-. Entonces, teníamos que ponerle lastre. Lo único que encontramos fue un caño que había por ahí. Lo pusimos, pesaba un kilo y medio más. Lo dejamos así, ya no teníamos tiempo para andar buscando otra cosa."

Todo fue vertiginoso. "Dimos un par de vueltas en el lago antes de la regata, para ver si nos acostumbrábamos, porque a veces un bote nuevo puede ser un arma de doble filo. Tal vez está duro, o no te sentís cómodo. Nunca en mi vida sufrí tanto como en esta semana, pero al final salió todo bien", analizó Sicilia, que ya había ganado el oro en esta especialidad en Winnipeg 1999.

Así nomás fue. Tiraron el bote al agua, remaron por primera vez y salieron campeones panamericanos. Y no en una regata cualquiera. Fue la definición más emocionante de los Juegos, porque los argentinos lograron un tiempo de 6m11s71/100 y superaron a los norteamericanos Gabe Winkler, Sebastián Bea y los hermanos Howard y Cameron Winklevoss por sólo 12/100 en un final que se tuvo que verificar por el fotofinish .

Claro que antes de la regata hubo una semana muy dura, tal como lo explica Iwan: "Estuvimos tres días sin remar por no tener bote. Después alquilamos uno que era malísimo. Encima nos cobraban 75 dólares por día y por carro. La gente de la federación de remo de Brasil se portó muy mal; porque le facilitó botes para entrenar y competir a los norteamericanos que eran para nosotros".

Tres días antes, el equipo tuvo que correr una regata por una reubicación. Es que se presentaron menos participantes y las entradas estaban vendidas. Los organizadores hicieron una carrera para definir las líneas de partida: "Nosotros todavía estábamos con el bote alquilado. Cuando nos subimos nos persignamos -recuerda López-, porque sabíamos que ese bote se podía romper. Entonces la estrategia fue tirar bien fuerte los primeros 500 metros para asustar a los brasileños.

En la primera boya terminamos primeros con una marca impresionante. Después aflojamos, porque si seguíamos tirando así nos hundíamos. Al final quedamos quintos y a un minuto y 12 segundos de los norteamericanos. Nadie entendía nada, hasta presentaron una protesta porque terminamos primeros los 500 metros y después casi no remábamos".

Ayer también comenzaron muy fuerte, pasaron primeros los 500 m, pero llegaron terceros a los últimos 250. Allí fue cuando, más que nunca, apareció el corazón argentino. "En ese sprint dejamos todo, y el bote nuevo fue una nave", se emocionó López cuando relató la victoria.

Entre los atletas argentinos, de boxeo, de handball, de judo, la historia del día corrió de boca en boca. Porque todos en la Villa Panamericana se enteraron del sufrimiento de esos cuatro remeros. Y la emoción por el triunfo conmovió a todos.

• Pese a la crisis, es el deporte más exitoso

De las siete medallas doradas obtenidas en Winnipeg 1999, el remo argentino cayó a sólo una en Santo Domingo 2003. Para Río 2007, en medio de una delicada crisis institucional, sus resultados eran una incógnita. Pero se convirtió en el deporte más exitoso para la Argentina, con dos medallas doradas (single masculino y cuatro sin timonel) y dos de plata (single femenino y doble scull masculino).

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