26/9/07

Expedicion del Capitán de Fragata Don Juan Gutiérre de la Concha al Golfo San Jorge

PARTIDA DE LA EXPEDICIÓN CON DESTINO A SANTA MARÍA

La salida del capitán de fragata Juan Gutierre de la Concha, se llevó a cabo el 24 de noviembre de 1794. Tenía a su mando una sumaca, en la que embarcó, y un falucho puesto a las órdenes del piloto José de la Peña. La primera de las naves nombradas llevaba sobre cubierta, con el fin de utilizarla en trabajos de sonda y reconocimientos menores, una lancha a remo de la corbeta "Descubierta" , de valiente desempeño según comprobaremos.

La plana mayor de ambas embarcaciones — porque los oficiales embarcaban de acuerdo con las necesidades en una u otra — la integraban el piloto Juan de Ynciarte, pilotín Juan Cruz Elguera y oficial aventurero Eusebio Medrano apellidos que asentamos porque a los dos últimos obedecen, respectivamente las designaciones de la bahía, comprendida entre Cabo Raso y Cerro Dan José y la roca del N. E. del golfo de San Jorge.

Iniciado el viaje los dos buques navegaron en conserva hasta las inmediaciones de Cabo Corrientes. Luego el falucho hizo rumbo al río Negro mientras la sumaca, que había recalado por río Colorado para tratar de situar un hipotético banco, siguió su derrota al Sud avistando la parte N. E. de la península de San José (ahora de Valdés). El cruce, durante la noche, del puerto que el capitán de la Concha "tenía noticias estaba cerca de Punta Cantor" (nuestra caleta Valdés) impidióle por entonces su reconocimiento. Es conveniente decir que ya tenían nombres las puntas de Hércules y de las Ninfas, el cerro de San José y las piedras de Salaberría.

La reunión de las naves de la Concha y Peña se realizó en Santa Elena, puerto que — por haber sido levantado en la expedición de Malaspina 4 años y medio antes y determinada con buenas observaciones sus coordenadas — les serviría de observatorio. Allí se echó al agua la lancha habilitándola para navegar y pertrechándola con 20 días de agua y 40 de víveres. En cuanto al falucho, aligerado de su palo de respeto, alguna jarcia, vino y víveres, se le puso en condiciones de soportar una campaña algo mayor.

La referida lancha fué puesta bajo el mando del piloto Ynciarte encomendándosele "el reconocimiento pormenor de la multitud de islas y bajos que hay a la entrada del Golfo (se refiere al de San Jorge) para lo cual se le entregó el veterano reloj 71 que había sido usado en las expediciones anteriores de Córdoba y Malaspina.
En Santa Elena, Gutierrez de la Concha transbordó al falucho para continuar viaje con Peña y Medrano. El mando de la sumaca recavó entonces en el pilotín Cruz, quien debía permanecer en ese puerto hasta el regreso de Ynciarte. Y una madrugada — la del 10 de diciembre — a fuerza de remos porque la calma a ello obligaba, zarpaban ambas embarcaciones con destino a San Jorge.

Rebasada la punta de San Fulgencio el falucho tiró rumbo directo a la bahía de San Gregorio y la lancha hizo proa a caleta San Sebastián (ahora de la Concepción). Más tarde cruzaría, con pulso firme y ánimo sereno a Dos Bahías .

LEVANTAMIENTO DEL GOLFO DE SAN JORGE

Llegados a Bahía Gregorio pocos preparativos precedieron a trabajos de reconocimiento, lisa misma tarde del 7, simultánemente con el ancla, se arrió el bote de la sumaca y en él saltaron a tierra de la Concha, Peña y Medrano, obteniendo de inmediato la situación de los primeros accidentes de la costa y el contorno de ésta.

Para la ejecución de tales levantamientos procedieron los nombrados a mediciones de bases en tierra desde cuyos extremos situaban, por intersecciones, los, puntos a trasladar a la carta. Levantáronse así todos los puertos, caletas, bahías y ensenadas del golfo de San Jorge en solo tres semanas que transcurrieron en medio de febril actividad no sin experimentar los consiguientes malos tiempos y riesgos.

El hecho de haber estado en peligro inminente de zozobrar en un pequeño seno que está al Oeste de la actual punta de Castillos nos induce a proponer se mantenga, ante la posteridad marinera, el recuerdo de tan destacado jefe, bautizando con su apellido algún accidente de esa región. Hasta el presente, a pesar de los servicios hidrográficos y militares prestados durante las invasiones inglesas, sólo es recordado en nuestra historia como el aludido en la primera letra de una funesta palabra.

La marina nacional, institución por antonomasia de caballeros y hombres de honor, verá este modesto homenaje con verdadera simpatía.

ESTADA DEL FALUCHO EN PUERTO DESEADO

En los últimos días de diciembre el falucho fondeaba en Deseado puerto en el cual, como ya se ha dicho, se mantenía una pesquería real protegida por una guarnición militar. En él renovaron la aguada — faena que estuvo a cargo de las indias de la tribu del cacique Vicente cuya mujer, amiga del piloto Peña, lo ordenó — para lo que se dio a cada una de aquéllas, un barril que transportaron lleno a la playa desde los pozos distantes dos leguas del puerto, (alrededor de 14 kilómetros).

El 5 de enero el falucho se tiraba al Norte reconociendo la caleta de cabo Blanco, que escribe de la Concha, que encontró apta para mantener en ella hasta tres embarcaciones. Cumplido tal cometido siguieron viaje tocando en la costa Nordeste del golfo de San Jorge. Fondearon en el puertito de San Antonio, (ahora Huevo), a fin de reparar el palo del buque que se encontraba rendido y dos días después estaban en Santa Elena donde Ynciarte lo enteró del desempeño de sus tareas.

COOPERACIÓN DEL PILOTO YNCIARTE

Después de dos infructuosas tentativas pudo la lancha de Ynciarte, a fuerza, de remos, recorrer la distancia que media entre caleta San Sebastián (ahora de la Concepción, según dijimos) y bahía de San Gregorio. En ella situó los accidentes que le fueron encomendados, tirando varias lín eas de sonda, recorriendo los puertos de San Antonio (ahora Huevo) y Arredondo, levantando puerto Meló y los islotes y "pormenores , en fin, de la parte Nordeste del golfo de San Jorge.

Ynciarte, al igual que sus compañeros del falucho, soportó por allí las penurias que imaginará quien conozca la zona en que actuaron, agravadas, en la oportunidad, por la insignificancia de la embarcación que tripulaban. De ahí que nosotros presentemos ahora su candidatura para que su apellido embellezca espiritualmente un accidente de los que él reconoció, sana tendencia hecha carne en nuestro Servicio Hidrográfico, que no ha necesitado de decretos para iniciar esta obra de justa recordación.

El 27 de diciembre — después de 17 días de señorear el mar en su mísera lancha — estaba de regreso en Santa Elena, a cuyas aguas llegó a tiempo de socorrer a la sumaca a la que un temporal del S. E., después de hacerla garrar, amenazaba dejarla para siempre en la playa. Ya allí calculó — en punta Observatorio, ahora península Elena — el estado de su reloj a fin de determinar las marchas que debían intervenir en los cálculos de las longitudes de los puntos situados.

REGRESO DEL CONVOY EXPEDICIONARIO Y RECONOCIMIENTO DE CALETA VALDES

Recorrido el falucho a la llegada de la Concha y embarcados en él agua y víveres, decidióse el regreso de la expedición. Peña tomó el mando de la sumaca y el capitán de la Concha retuvo para sí el del falucho, en el que también embarcó el piloto Ynciarte.

El primeramente citado piloto, debía hacer su derrota al río Negro mientras el jefe de la expedición trataría de descubrir y situar un río (el Chubut) denunciado por los indios de Santa Elena como existente antes de la llegada a la península de San José. Luego levantaría la caleta que se llamó de Valdés.

El 11 de enero ambas naves salían nuevamente de Santa Elena. Pena trazó una derrota exteriormente paralela al "bajo de Salaberría tirando una línea de sonda por aquella parte" . En cuanto al falucho lo hizo pasando al Oeste de esas piedras por cuanto el diario de Concha nos dice que esa misma noche fondeó frente a una punta situada "a una legua y media al S. de cabo Raso al que llamé del 'falucho" , tal vez a la que posteriormente nuestro Servicio Hidrográfico ha dado el nombre de '"Atrevida 2 , por la corbeta del capitán Bustamante. De haberse conocido con anterioridad la documentación que al presente tiene nuestro Servicio, es indudable no se le hubiera dado sino por el contrario, restituido el que la Concha le impuso.

Continuando su navegación al Norte, siempre a vista de costa, reconoció el golfo de Vera, que todo es playa hasta 1 1/4 legua al Oeste (punta Cros) de la punta Atlas". Avistó así las puntas que él nombró Delfín y Tambo (no Tombo, como nos ha llegado a nosotros) y creyéndose engañado por los indios respecto a la existencia del ansiado río, nombró punta del Engaño a la actual de Castro que precisamente, está en el extremo Sud de la bahía en la que furtivamente desemboca el río Chubut, bahía que por extensión se llamó Engaño.

El engaño, en verdad, no existió por parte de los indios, sino del aspecto del lugar que se presta a ello y a que el tal río, es en verdad poco visible desde el mar.

El 14 del mismo mes entraba la sumaca a caleta Valdés que abandonaron dos días más tarde, cruzando a remo y a media marea las rompientes, con las escotillas calafateadas para evitar la entrada de agua que barrió luego la cubierta.

NUEVO INTENTO DE RECONOCIMIENTO DEL COLORADO Y DERROTA EFECTUADA EN LA COSTA DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES

Llegados al río Negro (día 17) se desembarcó la lancha que traía a su bordo la sumaca aprestando la chalupa "San Juan , de esa comandancia, para que con el piloto don Gerardo de Bordas, capitán de un bergantín de estación allí, completara el reconocimiento hacia río Colorado. La circunstancia de haberse denunciado por esos días la presencia de una nave extranjera por aquel paraje hizo que también se mandara por tierra una partida de algunos peones a caballo.

Peña, que estaba ya en el río Negro a la llegada de su jefe, fué despachado directamente a Buenos Aires mientras Bordas e Ynciarte reconocieron la península de los Jabalíes tomando desde tierra cuantas marcaciones pudieran utilizarse para corregir las cartas de la región, reservándose de la Concha el hacer lo propio en isla de Gamas.
lido ésto (día 28) sin haber visto ni buque ni rastro alguno, despidió el jefe expedicionario la chalupa de Bordas al establecimiento del río Negro emprendiendo entonces el faluch viaje al Río de la Plata, a vista de costa, reconociendo las islas del archipiélago de San Blas aunque sin poder situar, por impedirlo el tiempo, la desembocadura del río Colorado.

Antes de terminar el viaje se produjo una novedad hidrográfica digna de mención : el reconocimiento desde el mar de la costa Oeste de la provincia de Buenos Aires, hasta entonces pésimamente asentada en la carta. De la exactitud del perfil de la misma habla más claramente la reproducción de la carta que ahora mostramos, copia de la original existente en el Depósito Hidrográfico de Madrid.

En cuanto a la llegada del capitán de la Concha al puerto de Montevideo se produjo el 4 de febrero de 1795, en que se rindió viaje.-

LA TOPONIMIA DEL GOLFO SAN JORGE

El señor Groussac, en su bien inspirado ensayo sobre toponimia patagónica, nos ha dicho que la nomenclatura geográfica del golfo de San Jorge fué dada por el capitán de la Concha para honrar así a jefes superiores de la armadaespañola y a miembros de la expedición de las caletas ''Descubiertas" y "Atrevida al punto que "desde Malaspina al piloto Maqueda no hay uno que se haya omitido .

La susodicha aseveración es exagerada pues no sólo fueron favorecidos algunos de los aludidos sino también un número mayor de funcionarios del virreynato, jefes de expediciones anteriores o capitanes, oficiales y pilotos de naves que recorrieron nuestra costa. Quien compare la relación de las planas mayores de Malaspina con la de los accidentes en cuestión comprobará la exactitud de tal afirmación.

Son nombres de oficiales superiores de la armada los siguientes: Lángara, Borja, Aristizabál, Mazarredo, More no y Ijravina.

De oficiales de la "Descubierta : Cayetano Valdós, Vernacci, Quintano, Viana y Salamanca; de la "Atrevida Galiano, Tova, Robredo, Murpliy y Maqueda; de miembros científicos de la misma expedición (): Pineda, Bauza y Espinoza, además, claro está, de los comandantes de ambas naves: Malaspma y Bustamante.

Son nombres de otros jefes expedicionarios o comandantes de buques, los dados: a bahía Gil, por el capitán de fragata Francisco Gil y Lemos, comandante del chambequín "Andaluz , a quien nos hemos referido oportunamente ; bahía o playa Sanguineto, por el capitán de fragata Pedro Pablo Sanguineto que no sólo navegó en nuestra costa como comandante sino que por espacio de tres años, fué gobernador de las islas Malvinas; caleta Córdoba, jefe de dos expediciones al estrecho de Magallanes en las que se levantó el tramo de costa, comprendido entre Gato Blanco y Vírgenes, trasladado a la primera carta española impresa ; Monte Mayor por el capitán de fragata Fulgencio Montemayor, comandante de la urca "Visitación", que naufragó en Montevideo en 1779 con las familias destinadas a la primitiva colonia de San José y Cerro Ulloa, por el sabio y marino don Antonio Ulloa que aunque no trabajó en nuestra costa viajó a lo largo de ella suministrando interesantes noticias para su derrotero.

Fueron también bautizados otros accidentes con las designaciones, punta del Marqués y rada Tylli, por el marqués de Tylli, jefe de la flota que operó en 1776 contra los portugueses; bahía de Navas, por el teniente de navio que navegó en el "Andaluz con el capitán Perler; las puntas de Taior y Peña por los pilotos de esos apellidos; el arrecife Medrano por el oficial aventurero a quien ya nos hemos referido e isla Ceballos por el teniente de la expedícion de Córdoba.

Unos funcionarios coloniales originaron parecidas distinciones : el virrey Meló y Portugal (que dejó ambos apellidos separadamente impuestos), el virrey Arredondo, el capitán de navio José de Esquerra, que además de haber servido en la escuadra de Tylli desempeñó un alto puesto administrativo en Buenos Aires, cosa que también ocurrió con Casamayor.

LAS DESIGNACIONES VALDES

El nombre de Valdés — mantenido por una caleta, península y puerto — nos obliga a nacer algunas aclaraciones.

Por lo pronto, la de la caleta se dio — según el diario de Gutierre de la Concha — "en honor del Excmo. señor don Antonio Valdés, ministro de marina y protector de la expedición alrededor del mundo" es decir, que debemos rectificarnos en la creencia de que corresponda al teniente de navio Cayetano Valdés, sobrino del anterior y ministro más tarde.

Bautizada la caleta, fueron los cartógrafos ingleses quienes la extendieron a la península que los españoles nombraban de San José hasta algún tiempo después, cosa que también hacíamos nosotros hasta no ha mucho.

La alteración inglesa es posible obedezca a que la caleta estaba ubicada en la parte central de la costa de la península, de suerte, que una vez escrito su nombre convenía por igual a una y otra, dejando la designación San José a la bahía con la que se evitaba una repetición.

Al hidrógrafo Cayetano Valdés, segundo comandante de la "Descubierta" se le "homenajeó — para echar mano al término — en isla Valdés (costa Norte de San Jorge) dándosele el nombre de Cayetano a la bahía vecina. La alusión así presentada era clara : Cayetano Valdés, como para que los investigadores de topónimos no se equivocaran.

Pero he aquí la duda: a poca distancia de esta isla existe un puerto San Antonio, ahora ''Lluevo que claro parecía indicar que el ministro Antonio Valdés no era olvidado por su subordinado de la Concha. Esta designación ¡Oh poder de la cartografía! se debe a los expedicionarios que acompañaron al superintendente Viedma en su viaje al Sud, quien se llamaba Antonio y por quien se le daría a buen seguro.

25/9/07

Mar: Poemas

José Hierro
Solitario, mudo, ceñidas
las sienes de hojas otoñales.
En la boca reseca el gusto
de la sal de todos los mares.

La sal que dejaron las olas
de los días al derrumbarse.


Gilberto Owen:
...
Y luché contra el mar toda la noche,
desde Homero hasta Joseph Conrad,
para llegar a tu rostro desierto
y en su arena leer que nada espere,
que no espere misterio, que no espere.
...


Mucho más grave. Mario Benedetti:
[...] Porque con estas o con otras palabras,
quiero decir que no sos tan solo,
la querida muchacha que sos,
sino también las espléndidas o cautelosas mujeres
que quise o quiero. Porque gracias a vos he descubierto,
(dirás que ya era hora y con razón),
que el amor es una bahía linda y generosa,
que se ilumina y se oscurece, según venga la vida,
una bahía donde los barcos llegan y se van,
llegan con pájaros y augurios,
y se van con sirenas y nubarrones.
Una bahía linda y generosa,
Donde los barcos llegan y se van
Pero vos, Por favor,
No te vayas.
(Mario Benedetti)


El mañana efímero. Antonio Machado:
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
(XXIX)

Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.
(XLIV)


Mar distante. Pedro Salinas:
Si no es el mar, sí es su imagen,
su estampa, vuelta, en el cielo.
Si no es el mar, sí es su voz
delgada,
a través del ancho mundo,
en altavoz, por los aires.
Si no es el mar, sí es su nombre
es un idioma sin labios,
sin pueblo,
sin más palabra que ésta:
mar.
Si no es el mar, sí es su idea
de fuego, insondable, limpia;
y yo,
ardiendo, ahogándome en ella.
(Pedro Salinas)


Atlántico. Juana de Ibarbourou:
Océano que te abres lo mismo que una mano
A todos los viajeros y a todos los marinos:

Tan sólo para mí eres puño cerrado,
Para mí solamente tú no tienes caminos.

Jamás balanceará tu lomo milenario
La nave que me lleve desde esta tierra mía,
Ondulada y menuda, a las tierras que sueña
Mi juventud inmóvil y mi melancolía.

¡Ah! océano Atlántico multicolor y ancho
Cual un cielo caído entre el hueco de un mar:
Te miro como un fruto que no he de morder nunca
O como un campo rico que nunca he de espigar.

¡Ah! océano Atlántico, fiel leopardo que lames
Mis dos pies que encadenan el amor y la vida:
Haz que un día se sacien sobre tu flanco elástico
Esta ansiedad constante y este afán de partida.
(Juana de Ibarbourou, La rosa de los vientos)


Juan Ramón Jiménez:
¡Oh corazón pequeño y puro
mayor que el mar, más fuerte
en tu leve latir que el mar sin fondo,
de hierro, frío, sombra y grito!
¡Oh mar, mar verdadero;
por ti es por donde voy -¡gracias, alma!- al amor!
(Juan Ramón Jiménez)

Soledad. Juan Ramón Jiménez:
En ti estás todo, mar, y sin embargo,
¡qué sin ti estás, qué solo,
qué lejos, siempre, de ti mismo!
Abierto en mil heridas, cada instante,
cual mi frente,
tus olas van, como mis pensamientos,
y vienen, van y vienen,
besándose, apartándose,
en un eterno conocerse,
mar, y desconocerse.
Eres tú, y no lo sabes,
tu corazón te late y no lo siente...
¡Qué plenitud de soledad, mar sólo!
(Juan Ramón Jiménez)

Tierra y mar. Juan Ramón Jiménez:
El horizonte es tu cuerpo,
el horizonte es mi alma.
Llego a tu fin: más arena.
Llegas a mi fin: más agua.
(Juan Ramón Jiménez. Eternidades)


Mar de lágrimas:
[...]
un cúmulo de lágrimas que trazan,
no sé dónde,
un mar por el que bogan,
y no sé para qué,
inútiles por siempre, inconsolables,
quién sabe desde cuándo,
su alma,
tu alma
y la mía.
(Carlos Marzal)


Saeta que voladora. G.A.Bécquer:
[...]
Gigante ola que el viento
riza y empuja en el mar
y rueda y pasa y se ignora
qué playa buscando va.
[...]
Eso soy yo que al acaso
cruzo el mundo sin pensar
de dónde vengo ni a dónde
mis pasos me llevarán.
(Bécquer)


Frente al mar. Alfonsina Storni:
Oh Mar, enorme mar, corazón fiero
De ritmo desigual, corazón malo,
Yo soy más blanda que ese pobre palo
Que se pudre en tus ondas prisionero.

Oh mar, dame tu cólera tremenda,
Yo me pasé la vida perdonando,
Porque entendía, mar, yo me fui dando:
"Piedad, piedad para el que más ofenda".

Vulgaridad, vulgaridad me acosa.
Ah, me han comprado la ciudad y el hombre.
Hazme tener tu cólera sin nombre:
Ya me fatiga esta misión de rosa.

¿Ves al vulgar? Ese vulgar me apena,
Me falta el aire y donde falta quedo,
Quisiera no entender, pero no puedo:
Es la vulgaridad que me envenena.

Me empobrecí porque entender abruma,
Me empobrecí porque entender sofoca,
¡Bendecida la fuerza de la roca!
Yo tengo el corazón como la espuma.

Mar, yo soñaba ser como tú eres,
Allá en las tardes que la vida mía
Bajo las horas cálidas se abría...
Ah, yo soñaba ser como tú eres.

Mírame aquí, pequeña, miserable,
Todo dolor me vence, todo sueño;
Mar, dame, dame el inefable empeño
De tornarme soberbia, inalcanzable.

Dame tu sal, tu yodo, tu fiereza,
¡Aire de mar!... ¡Oh tempestad, oh enojo!
Desdichada de mí, soy un abrojo,
Y muero, mar, sucumbo en mi pobreza.

Y el alma mía es como el mar, es eso,
Ah, la ciudad la pudre y equivoca
Pequeña vida que dolor provoca,
¡Que pueda libertarme de su peso!

Vuele mi empeño, mi esperanza vuele...
La vida mía debió ser horrible,
Debió ser una arteria incontenible
Y apenas es cicatriz que siempre duele
(Alfonsina Storni. Irremediablemente)


El olor y la mirada. César Moro:
[...]
Tu olor de cabellera bajo el agua azul con peces negros y estrellas de
mar y estrellas de cielo bajo la nieve incalculable de tu mirada

Tu mirada de holoturia de ballena de pedernal de lluvia de diarios de
suicidas húmedos los ojos de tu mirada de pie de madrépora

Esponja diurna a medida que el mar escupe ballenas enfermas y cada
escalera rechaza a su viandante como la bestia apestada que
puebla los sueños del viajero
(César Moro. La tortuga ecuestre)


Meditación. Juan Arolas:
[...]
Yo te veo en el mar: en la ola verde,
azul, o sonrosada que camina,
que con orla de aljófares se pierde,
mientras otra más alta se avecina.

También cuando lo tienes en bonanza,
para el pequeño alción que a sus cristales
fía su hermosa prole y su esperanza,
mientras atas furiosos vendavales.

Y en el cetáceo enorme que entre hielos,
que muros de cristal pueden decirse,
alza dos ríos de agua hasta los cielos,
y agita el mar del norte al rebullirse;

que herido del arpón, iras alienta,
con su sangre las aguas enrojece,
y las pone agitadas en tormenta...
¡Tanto puede su mole que padece!

Tú le diste los mares por presea
donde tenga por lecho las bahías
el boreal y antártico pasea;
por abismos de espuma tú le guías.
[...]
(Juan Arolas)

11/9/07

Hydroptère: el velero más rápido del mundo


El catamarán de alta tecnología alcanzó los 41,69 nudos en la milla medida y 44,81 nudos en los 500 metros, propulsando a vela. Se acerca a la velocidad máxima de diseño, de 50 nudos. Imágenes y video.

El pasado 4 de abril, en las aguas atlánticas del Golfo de Vizcaya, al sur de Lorient, este ingenio marinero superó dos de las marcas verificadas de velocidad sobre el agua, propulsando con velas registrando 41,69 nudos (77,2 kilómetros por hora) de promedio en una milla marina (1.852 metros). En los 500 metros alcanzó 44, 81 nudos y el mayor registro instantáneo fue de 47, 2, muy próximo a su máximo de diseño.

El 24 de abril, el Consejo para Récord Mundial de Velocidad a Vela le otorgó oficialmente al Hydroptére dos plusmarcas, el Récord Mundial en la Milla Náutica, desplazando al anterior del Windsurfer con 41,14, y el Récord Mundial Clase D (velamen mayor de 27,88 metros cuadrados), para los 500 metros, quitándole el cetro al Navarin/Columbo, Techniques Avancees, que registraba 42.12 nudos en Toulon, 1997.

El Hydroptère es un catamarán que funciona bajo el principio de los Hydrofoils, es decir pequeñas superficies alares que operan bajo el agua y dan sustentación al bote, con lo cual logran hacer emerger su obra viva y aligerar su desplazamiento.

En efecto, el principio de Arquímedes sostiene que todo cuerpo inmerso en un fluido (líquido o gaseoso) experimenta un empuje de abajo hacia arriba igual al peso del volumen del fluido desplazado. Este peso del fluido desplazado por el cuerpo sumergido, se lo denomina genéricamente “desplazamiento”.

Con el uso de estas pequeñas aletas, el desplazamiento se reduce notablemente, logrando al mismo tiempo disminuir la resistencia del casco en el agua y, con relativamente poca potencia aplicada, lograr altas velocidades.

La primera aplicación de este principio para barcos de alta velocidad data de 1869, año en el que Emmanuel Denis Fracor registró su patente. Pero no fue sino bien entrado el Siglo XX cuando este invento logró una aplicación práctica, aunque su verdadero gran desarrollo se enfocó a las naves propulsadas a motor.

La aplicación de este principio a las embarcaciones a vela, al igual que ha sucedido a través de la historia con muchos de los inventos, no se hizo factible hasta la aparición de nuevas tecnologías, en particular las de materiales y de computación.

Y fue recién a mediados de los años 90 y después que el Long Shot, de los Estados Unidos, marcara 43,59 nudos, que el Hydroptère, al mando de Alain Thèbault y su tripulación franco-suiza tomó forma concreta. El 1 de octubre de 1994 vieron “volar” sobre el agua a su Hydroptère, combinación ideal de lo último en tecnología aeronáutica con arquitectura naval.

En forma inversa a la tendencia de la potencia y la masa, el hydroptère se encamina hacia la reducción de los frenos y la resistencia. Esta joya de la perfección tecnológica, alineada con el desarrollo sustentable de carbono y titanio, de 5 toneldas, despega con una fuerza mínima de viento y expone al mar solamente 2 metros cuadrados de casco. Necesita sólo 12 nudos de viento en superficie para sustentar.

Las claves del desarrollo las podemos encontrar en estas carcterísiticas:

-Estructuras de carbono y titanio aplicadas en la industria aeronáutica
- El simulador Hydrop 6, desarrollado por Phillipe Terrier, para comprender y dominar las características de vuelo del barco.

- Los equipos de medición de a bordo, que permiten a la tripulación conocer los valores clave en los puntos estratégicos del barco en tiempo real.

El capitán (skipper) y piloto del Hydroptère, Alain Thébault de 45 años de edad, es considerado un Ícaro viviente entre los skippers oceánicos. El arriesgado e inquieto marino, tuvo que probar muchas veces sus ideas, no siempre realizables. Pero su lema es “Si te caes 10 veces, te levantas otras 100”, mostrando una determinación poco común, característica de los pioneros y grandes realizadores.

Algunos datos:

Eslora: 18 m
Manga: 24,5 m
Altura del mástil: 27 m
Largo de las aletas laterales: 6,5 m
Altura del timón: 3,6 m
Masa en el despegue: 6,5 tons. (tripulación de 5 person
as)
Masa en navegación: 7 tons (800 k de contrapesos)
Presión de nitrógeno en los amortiguadores: 160 bars
Vela mayor: 165 m²
Vela mayor con 1 rizo: 138,5 m²
Con 2 rizos: 110 m²
Genoa: 184 m²
Solent :. 94 m²
Staysail surface... 49 m²
Viento mínimo para despegar: 12 knots

Velocidad maxima:. 50 knots

El proyecto no se agota con la obtención de estas marcas mundiales, sino que avanza hacia el desarrollo de una nave de investigación, el Hydroptère.ch y otra para circunnavegar el globo, el Hydroptère Maxi.

En lo últimos 100 años, el hombre fue evolucionando de los dirigibles hacia los aviones. La misma transición de verifica ahora en el mundo de la vela: de los veleros hacia los veleros voladores. Los 50 nudos aparecen como un sueño para los navegantes a vela. ¿Pasará mucho tiempo antes de que se rompa la marca?

*“Hydro”, prefijo de origen griego que significa una relación con el agua o cualquier otro líquido, “Ptère”, también de origen griego y que designa elementos relacionados con las alas. El Hydroptère es eso, un “hidróptero”, una nave que vuela en el agua, liberándose de la pesada carga de Arquímedes.

Fotografías y Video, gentileza del sitio official del Hydroptère:
http://www.hydroptere.com/

1/9/07

A 94 años, hallan al culpable del naufragio del Titanic


Tenía la clave para evitar la muerte de más de 1500 personas, pero una distracción suya no permitió salvar a la embarcación.

La historia

Un marinero tenía las llaves para abrir un armario donde se encontraban los binoculares con los que se detectaban los icebergs. Con esa llave, la embarcación hubiera evitado del choque con el témpano.

Un marinero llamado David Blair se olvidó de dejar la llave cuando el Titanic se hundió en su viaje inaugural. Sin las llaves, era imposible que sus compañeros lograran abrir un armario que tenía los binoculares.

Los binoculares eran para ver los peligros que podían afectar a la embarcación a larga distancia, incluyendo las condiciones de mal tiempo y también los icebergs.

Fred Fleet, a cargo del puesto de observación, sobrevivió a la tragedia en donde murieron 1.522, y tiempo después del desastre contó a un oficial que seguía el caso que si tenían los binoculares hubieran visto el iceberg que se acercaba al barco.

Cuando se le preguntó a Fleet a qué distancia hubieran podido divisar el iceberg con los binoculares, respondió: “Lo suficiente como para salirnos del camino”.

Alan Aldridge, de Henry Aldridge and Sons in Wiltshire, dijo: “En el apuro de Blair de dejar el Titanic en una de sus paradas, se llevó las llaves del armario en su bolsillo y olvidó dejárselas a su reemplazante, Charles Lightoller”.

Y agregó: “En suposición de lo que Fleet dijo, habrían visto con los binoculares al iceberg aproximarse. Es la llave que hubiera podida salvar al Titanic”.