PARTIDA DE LA EXPEDICIÓN CON DESTINO A SANTA MARÍA
   La salida del capitán de fragata Juan Gutierre de la Concha, se llevó a    cabo el 24 de noviembre de 1794. Tenía a su mando una sumaca, en la    que embarcó, y un falucho puesto a las órdenes del piloto José de la    Peña. La primera de las naves nombradas llevaba sobre cubierta, con    el fin de utilizarla en trabajos de sonda y reconocimientos menores, una    lancha a remo de la corbeta "Descubierta" , de valiente desempeño según    comprobaremos.
   
   La plana mayor de ambas embarcaciones — porque los oficiales embarcaban    de acuerdo con las necesidades en una u otra — la integraban el piloto    Juan de Ynciarte, pilotín Juan Cruz Elguera y oficial aventurero Eusebio    Medrano apellidos que asentamos porque a los dos últimos obedecen,    respectivamente las designaciones de la bahía, comprendida entre Cabo    Raso y Cerro Dan José y la roca del N. E. del golfo de San Jorge.
   
   Iniciado el viaje los dos buques navegaron en conserva hasta las    inmediaciones de Cabo Corrientes. Luego el falucho hizo rumbo al río    Negro mientras la sumaca, que había recalado por río Colorado para tratar de situar un hipotético    banco, siguió su derrota al Sud avistando la parte N. E. de la península    de San José (ahora de Valdés). El cruce, durante la noche, del puerto    que el capitán de la Concha "tenía noticias estaba cerca de Punta    Cantor"  (nuestra caleta Valdés) impidióle por entonces su    reconocimiento. Es conveniente decir que ya tenían nombres las puntas de    Hércules y de las Ninfas, el cerro de San José y las piedras de    Salaberría.
   
   La reunión de las naves de la Concha y Peña se realizó en Santa Elena,    puerto que — por haber sido levantado en la expedición de Malaspina 4    años y medio antes y determinada con buenas observaciones sus    coordenadas — les serviría de observatorio. Allí se echó al agua la    lancha habilitándola para navegar y pertrechándola con 20 días de agua y    40 de víveres. En cuanto al falucho, aligerado de su palo de respeto,    alguna jarcia, vino y víveres, se le puso en condiciones de soportar una    campaña algo mayor.
   
   La referida lancha fué puesta bajo el mando del piloto Ynciarte encomendándosele "el reconocimiento pormenor de la multitud de islas y    bajos que hay a la entrada del Golfo (se refiere al de San Jorge) para    lo cual se le entregó el veterano reloj 71 que había sido usado en las    expediciones anteriores de Córdoba y Malaspina.
 En Santa Elena, Gutierrez de la Concha transbordó al falucho para    continuar viaje con Peña y Medrano. El mando de la sumaca recavó    entonces en el pilotín Cruz, quien debía permanecer en ese puerto    hasta el regreso de Ynciarte. Y una madrugada — la del 10 de diciembre —    a fuerza de remos porque la calma a ello obligaba, zarpaban ambas    embarcaciones con destino a San Jorge.
   Rebasada la punta de San Fulgencio el falucho tiró rumbo directo a la    bahía de San Gregorio y la lancha hizo proa a caleta San Sebastián    (ahora de la Concepción). Más tarde cruzaría, con pulso firme y ánimo    sereno a Dos Bahías .
LEVANTAMIENTO DEL GOLFO DE SAN JORGE
   Llegados a Bahía Gregorio pocos preparativos precedieron a trabajos de    reconocimiento, lisa misma tarde del 7, simultánemente con el ancla, se    arrió el bote de la sumaca y en él saltaron a tierra de la Concha, Peña    y Medrano, obteniendo de inmediato la situación de los primeros    accidentes de la costa y el contorno de ésta.
   Para la ejecución de tales levantamientos procedieron los nombrados a    mediciones de bases en tierra desde cuyos extremos situaban, por    intersecciones, los, puntos a trasladar a la carta. Levantáronse así    todos los puertos, caletas, bahías y ensenadas del golfo de San Jorge en    solo tres semanas que transcurrieron en medio de febril actividad no sin    experimentar los consiguientes malos tiempos y riesgos.
   El hecho de haber estado en peligro    inminente de zozobrar en un pequeño seno que está al Oeste de la actual    punta de Castillos nos induce a proponer se mantenga, ante la posteridad    marinera, el recuerdo de tan destacado jefe, bautizando con su apellido    algún accidente de esa región.   Hasta el presente, a pesar de los servicios hidrográficos y militares    prestados durante las invasiones inglesas, sólo es recordado en nuestra    historia como el aludido en la primera letra de una funesta palabra.
   La marina nacional, institución por antonomasia de caballeros y hombres    de honor, verá este modesto homenaje con verdadera simpatía.
      ESTADA DEL FALUCHO EN PUERTO DESEADO
   En los últimos días de diciembre el falucho fondeaba en Deseado puerto    en el cual, como ya se ha dicho, se mantenía una pesquería real    protegida por una guarnición militar. En él renovaron la aguada — faena que estuvo a cargo de las indias de la    tribu del cacique Vicente cuya mujer, amiga del piloto Peña, lo ordenó —    para lo que se dio a cada una de aquéllas, un barril que transportaron    lleno a la playa desde los pozos distantes dos leguas del puerto,    (alrededor de 14 kilómetros).
   El 5 de enero el falucho se tiraba al Norte reconociendo la caleta de    cabo Blanco, que escribe de la Concha, que encontró apta para mantener    en ella hasta tres embarcaciones.   Cumplido tal cometido siguieron viaje tocando en la costa Nordeste del    golfo de San Jorge. Fondearon en el puertito de San Antonio, (ahora    Huevo), a fin de reparar el palo del buque que se encontraba rendido y    dos días después estaban en Santa Elena donde Ynciarte lo enteró del    desempeño de sus tareas.
COOPERACIÓN DEL PILOTO YNCIARTE
   Después de dos infructuosas tentativas pudo la lancha de Ynciarte, a    fuerza, de remos, recorrer la distancia que media entre caleta San    Sebastián (ahora de la Concepción, según dijimos) y bahía de San    Gregorio. En ella situó los accidentes que le fueron encomendados,    tirando varias lín eas de sonda, recorriendo los puertos de San Antonio    (ahora Huevo) y Arredondo, levantando puerto Meló y los islotes y    "pormenores , en fin, de la parte Nordeste del golfo de San Jorge.
   Ynciarte, al igual que sus compañeros del falucho, soportó por allí las    penurias que imaginará quien conozca la zona en que actuaron, agravadas,    en la oportunidad, por la insignificancia de la embarcación que    tripulaban. De ahí que nosotros presentemos ahora su candidatura para    que su apellido embellezca espiritualmente un accidente de los que él    reconoció, sana tendencia hecha carne en nuestro Servicio Hidrográfico,    que no ha necesitado de decretos para iniciar esta obra de justa    recordación.
   El 27 de diciembre — después de 17 días de señorear el mar en su mísera    lancha — estaba de regreso en Santa Elena, a cuyas aguas llegó a tiempo    de socorrer a la sumaca a la que un temporal del S. E., después de    hacerla garrar, amenazaba dejarla para siempre en la playa. Ya allí    calculó — en punta Observatorio, ahora península Elena — el estado de    su reloj a fin de determinar las marchas que debían intervenir en los    cálculos de las longitudes de los puntos situados.
   REGRESO DEL CONVOY EXPEDICIONARIO Y RECONOCIMIENTO DE CALETA VALDES
   Recorrido el falucho a la llegada de la Concha y embarcados en él agua y    víveres, decidióse el regreso de la expedición. Peña tomó el mando de la    sumaca y el capitán de la Concha retuvo para sí el del falucho, en el    que también embarcó el piloto Ynciarte.
   El primeramente citado piloto, debía hacer su derrota al río Negro    mientras el jefe de la expedición trataría de descubrir y situar un río    (el Chubut) denunciado por los indios de Santa Elena como existente    antes de la llegada a la península de San José. Luego levantaría la    caleta que se llamó de Valdés.
   El 11 de enero ambas naves salían nuevamente de Santa Elena. Pena trazó    una derrota exteriormente paralela al "bajo de Salaberría tirando una    línea de sonda por aquella parte" . En cuanto al falucho lo hizo pasando    al Oeste de esas piedras por cuanto el diario de Concha nos dice que esa misma    noche fondeó frente a una punta situada "a una legua y media al S. de    cabo Raso al que llamé del 'falucho" , tal vez a la que posteriormente    nuestro Servicio Hidrográfico ha dado el nombre de '"Atrevida 2 , por la    corbeta del capitán Bustamante. De haberse conocido con anterioridad la    documentación que al presente tiene nuestro Servicio, es indudable no se    le hubiera dado sino por el contrario, restituido el que la Concha le    impuso.
   Continuando su navegación al Norte, siempre a vista de costa, reconoció    el golfo de Vera, que todo es playa hasta 1 1/4 legua al Oeste (punta    Cros) de la punta Atlas". Avistó así las puntas que él nombró Delfín y    Tambo (no Tombo, como nos ha llegado a nosotros) y creyéndose engañado    por los indios respecto a la existencia del ansiado río, nombró punta del Engaño a la actual de Castro que precisamente, está en el    extremo Sud de la bahía en la que furtivamente desemboca el río Chubut,    bahía que por extensión se llamó Engaño.
   El engaño, en verdad, no existió por parte de los indios, sino del    aspecto del lugar que se presta a ello y a que el tal río, es en verdad    poco visible desde el mar.
   El 14 del mismo mes entraba la sumaca a caleta Valdés que abandonaron    dos días más tarde, cruzando a remo y a media marea las rompientes, con    las escotillas calafateadas para evitar la entrada de agua que barrió    luego la cubierta.
   NUEVO INTENTO DE RECONOCIMIENTO DEL COLORADO Y DERROTA EFECTUADA EN LA    COSTA DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
   Llegados al río Negro (día 17) se desembarcó la lancha que traía a su    bordo la sumaca aprestando la chalupa "San Juan , de esa comandancia,    para que con el piloto don Gerardo de Bordas, capitán de un bergantín de estación allí, completara el    reconocimiento hacia río Colorado. La circunstancia de haberse    denunciado por esos días la presencia de una nave extranjera por aquel    paraje hizo que también se mandara por tierra una partida de algunos    peones a caballo.
   Peña, que estaba ya en el río Negro a la llegada de su jefe, fué    despachado directamente a Buenos Aires mientras Bordas e Ynciarte    reconocieron la península de los Jabalíes tomando desde tierra cuantas    marcaciones pudieran utilizarse para corregir las cartas de la región,    reservándose de la Concha el hacer lo propio en isla de Gamas.
 lido ésto (día 28) sin haber visto ni buque ni rastro alguno, despidió    el jefe expedicionario la chalupa de Bordas al establecimiento del río    Negro emprendiendo entonces el faluch  viaje al Río de la Plata, a    vista de costa, reconociendo las islas del archipiélago de San Blas    aunque sin poder situar, por impedirlo el tiempo, la desembocadura del    río Colorado.
   Antes de terminar el viaje se produjo una novedad hidrográfica digna de    mención : el reconocimiento desde el mar de la costa Oeste de la    provincia de Buenos Aires, hasta entonces pésimamente asentada en la    carta. De la exactitud del perfil de la misma habla más claramente la    reproducción de la carta que ahora mostramos, copia de la original    existente en el Depósito Hidrográfico de Madrid.
   En cuanto a la llegada del capitán de la Concha al puerto de Montevideo    se produjo el 4 de febrero de 1795, en que se rindió viaje.-
      LA TOPONIMIA DEL GOLFO SAN JORGE
   El señor Groussac, en su bien inspirado ensayo sobre toponimia    patagónica, nos ha dicho que la nomenclatura geográfica del golfo de San    Jorge fué dada por el capitán de la Concha para honrar así a jefes    superiores de la armadaespañola y a miembros de la expedición de las caletas ''Descubiertas" y    "Atrevida al punto que "desde Malaspina al piloto Maqueda no hay uno    que se haya omitido .    
   La susodicha aseveración es exagerada pues no sólo fueron favorecidos    algunos de los aludidos sino también un número mayor de funcionarios del    virreynato, jefes de expediciones anteriores o capitanes, oficiales y    pilotos de naves que recorrieron nuestra costa. Quien compare la    relación de las planas mayores de Malaspina con la de los accidentes en    cuestión comprobará la exactitud de tal afirmación.
   Son nombres de oficiales superiores de la armada los siguientes: Lángara, Borja, Aristizabál, Mazarredo, More no y Ijravina.
   De oficiales de la "Descubierta : Cayetano Valdós, Vernacci, Quintano,    Viana y Salamanca; de la "Atrevida Galiano, Tova, Robredo, Murpliy y    Maqueda; de miembros científicos de la misma expedición (): Pineda,    Bauza y Espinoza, además, claro está, de los comandantes de ambas naves:    Malaspma y Bustamante.
   Son nombres de otros jefes expedicionarios o comandantes de buques, los    dados: a bahía Gil, por el capitán de fragata Francisco Gil y Lemos,    comandante del chambequín "Andaluz , a quien nos hemos referido    oportunamente ; bahía o playa Sanguineto, por el capitán de fragata    Pedro Pablo Sanguineto que no sólo navegó en nuestra costa como    comandante sino que por espacio de tres años, fué gobernador de las    islas Malvinas; caleta Córdoba, jefe de dos expediciones al estrecho de    Magallanes en las que se levantó el tramo de costa, comprendido entre Gato Blanco y Vírgenes,    trasladado a la primera carta española impresa ; Monte Mayor por el    capitán de fragata Fulgencio Montemayor, comandante de la urca    "Visitación", que naufragó en Montevideo en 1779 con las familias    destinadas a la primitiva colonia de San José y Cerro Ulloa, por el    sabio y marino don Antonio Ulloa que aunque no trabajó en nuestra costa    viajó a lo largo de ella suministrando interesantes noticias para su    derrotero.
   Fueron también bautizados otros accidentes con las designaciones, punta    del Marqués y rada Tylli, por el marqués de Tylli, jefe de la flota que    operó en 1776 contra los portugueses; bahía de Navas, por el teniente de    navio que navegó en el "Andaluz con el capitán Perler; las puntas de    Taior y Peña por los pilotos de esos apellidos; el arrecife Medrano por    el oficial aventurero a quien ya nos hemos referido e isla Ceballos por    el teniente  de la expedícion de Córdoba.
   Unos funcionarios coloniales originaron parecidas distinciones : el    virrey Meló y Portugal (que dejó ambos apellidos separadamente    impuestos), el virrey Arredondo, el capitán de navio José de Esquerra,    que además de haber servido en la escuadra de Tylli desempeñó un alto    puesto administrativo en Buenos Aires, cosa que también ocurrió con    Casamayor.
   LAS DESIGNACIONES VALDES
   El nombre de Valdés — mantenido por una caleta, península y puerto — nos    obliga a nacer algunas aclaraciones.
   Por lo pronto, la de la caleta se dio — según el diario de Gutierre de    la Concha — "en honor del Excmo. señor don Antonio Valdés, ministro de    marina y protector de la expedición alrededor del mundo" es decir, que debemos rectificarnos en    la creencia de que corresponda al teniente de navio Cayetano Valdés,    sobrino del anterior y ministro más tarde.
   Bautizada la caleta, fueron los cartógrafos ingleses quienes la    extendieron a la península que los españoles nombraban de San José hasta    algún tiempo después, cosa que también hacíamos nosotros hasta no ha    mucho.
   La alteración inglesa es posible obedezca a que la caleta estaba ubicada    en la parte central de la costa de la península, de suerte, que una vez    escrito su nombre convenía por igual a una y otra, dejando la    designación San José a la bahía con la que se evitaba una repetición.
   Al hidrógrafo Cayetano Valdés, segundo comandante de la "Descubierta" se    le "homenajeó — para echar mano al término — en isla Valdés (costa Norte    de San Jorge) dándosele el nombre de Cayetano a la bahía vecina. La    alusión así presentada era clara : Cayetano Valdés, como para que los    investigadores de topónimos no se equivocaran.
   Pero he aquí la duda: a poca distancia de esta isla existe un puerto San    Antonio, ahora ''Lluevo que claro parecía indicar que el ministro    Antonio Valdés no era olvidado por su subordinado de la Concha. Esta    designación ¡Oh poder de la cartografía! se debe a los expedicionarios    que acompañaron al superintendente Viedma en su viaje al Sud, quien se    llamaba Antonio y por quien se le daría a buen seguro.